jueves, 22 de octubre de 2015

Fuente Ajalpan Ovejuna señor

Es un hecho que la agresividad es una característica aún latente en la naturaleza humana, por mas "civilizada" que se encuentre guardamos todavía en nuestros genes mas primitivos ese llamado salvaje a dañar, por instinto a la supervivencia pero mas aún, por un escondido placer a la sangre y al sufrimiento sádico hacia otro ser viviente, muchos casos han ocurrido en la historia en los que, documentados a medias o no, los actos de "justicia" tácita y expedita a uno o más individuos de una comunidad que han quebrantado las normas que una sociedad han establecido manchan, mas que reivindicar, los anales de la misma.

Recientemente en este bicicletero país vuelve a surgir la "llama vengadora" fruto de varios factores, el hartazgo social a la falta de efectividad en las instituciones impartidoras de justicia, a la inseguridad (palabra que estoy seguro aprenden los niños de hoy mas tempranamente que cuando yo era infante), pero principalmente a la desmedida ventaja que ofrece el anonimato de las masas. Es relativamente fácil encaminar un poder tan aplastante como una turba, tristemente hacia actos de barbarie sin sentido y donde sale a relucir el lujo de la violencia y el sadismo, una válvula de escape donde el de a pie puede sacar sin empacho sus mas bajos instintos, reprimidos por los cánones sociales que lo obligan a portarse bien, o en otros casos, por el temor a un castigo divino con el que son amaestrados por el párroco en turno.

Los hechos ocurridos hace unos días en una comunidad hasta entonces desconocida para la gran mayoría de los connacionales, en el estado de Puebla escandalizan a mas de uno por el linchamiento injustificado y trágico de dos personas que, hasta donde van las investigaciones, eran dos encuestadores que trabajaban para una empresa de estudios mercado de la Ciudad de México. Confundidos con secuestradores la población se prestó a extraerlos del Ministerio Publico donde habían sido trasladados después de detenerlos por sospechas, lugar donde determinaron que no había delito que perseguir pues se habían identificado como empleados de dicha empresa chilanga. Pero a la gente ya embrutecida por alguna mecha lanzada por uno que otro anónimo no le pareció justo que fueran a dejar sueltos a tan peligrosísimos encuestadores y decidió hacerse justicia.

La manera en que José Abraham y Rey David Copado Molina fueron torturados, golpeados y quemados vivos (solo eso mencionaré) demostró una vez mas no sólo el hartazgo de una sociedad cansada de crímenes, sino algo aún mas aterrador: Seguimos siendo una manada de animales salvajes que pueden ser conducidos a la barbarie ante un simple empujón. El ser humano es estúpido en masa, mientras mas hay mas estúpida, y es un arma letal y perfecta a la vez pues, como dije antes, bajo la sombra del anonimato que la masa otorga puede darse rienda suelta a los instintos asesinos.

Tan crueles sucesos tristemente no son extraños en nuestra historia universal, ni mucho menos contemporánea.

En primer caso que vino a mi mente es la que fuera inspiración a Lope de Vega para su obra Fuenteovejuna (1613), el linchamiento de un comendador a manos del pueblo con dicho nombre (esto en España, no se pierdan buscándolo en google cerca de Fuentes de Satélite o algo así).

Cronológicamente hablando, y sólo como mera ilustración (pues me salto muchísimos acontecimientos similares) otro ejemplo de este tipo de actos, ya mas cercanos a nuestros tiempos fue el sonadísimo caso de Canoa, también en el estado de Puebla, donde, en 1968 fueron linchados 5 trabajadores (no estudiantes) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla al ser confundidos por (válgame el señor de los anillos) comunistas. 
Azuzados por el párroco del pueblito los pobladores se echaron ahi mismo a tres de los trabajadores, dejando a dos más gravemente lesionados.

El siguiente caso ya entra en los dosmiles, en una comunidad en la delegación Tlahuac, Ciudad de México lincha a dos elementos de la Polícia Federal Preventiva y dejan muy mal a un tercero, al confundirlos, nuevamente con secuestradores, esto en el 2004.

Existen cientos, CIENTOS de casos de linchamientos e intentos de linchamiento en distintos lugares del país, podemos resumirlo a uno cada 60 días, mas o menos, lo que me hace sentir que vivimos en un polvorín de pendejos.

Historias como estas me hacen erizar particularmente la piel pues en mi caso algún tiempo trabajé como investigador socioeconómico para una empresa de la ciudad de Puebla, que requería a alguien que pudiera cubrir la zona de Ciudad de México, Área metropolitana, Toluca, Hidalgo, Querétaro y Morelos, esos eran mis dominios para chambear. 

Comenzaba mi día haciendo un itinerario de a que personas debía ir a entrevistar y trazaba según sus residencias una ruta para abarcar lo mas posible en un día, de tal modo que, saliendo a las 5 de la mañana del lugar donde vivía en ese tiempo ("Cloacalco" de Berriozabal) a las 7 a.m. podía estar en Chalco, Ixtapaluca, Rio Frío, por ejemplo, a las 2 p.m. en Coyoacan, Tepito o Santa Maria la Rivera y a las 5 p.m. en San Martín de las Pirámides, si, me aventaba cientos de kilómetros en un día haciendo la visita de las siete casas.

Mi labor era simple, recolectar la información de los postulantes a un determinado puesto en las distintas empresas que contrataban nuestros servicios para corroborar que los datos que proporcionaban a sus futuros empleadores era verídica. revisaba documentos, me contaban su vida, familiar y laboral, tomaba fotos del postulante y su residencia y al regresar a casa transfería toda esa información y mis conclusiones generales por internet a las oficinas de mi trabajo.

Si viviéramos en un mundo utópico donde eso no tuviera ni un gajo de riesgo tal vez ni siquiera habría necesidad de investigar a los empleados, pero vivimos en México, ni modo. 

El riesgo latente para mi era... ¡Vamos! ¡Tenía que ir a Chalco! A Iztapalapa, Neza, Ixtapaluca y a donde vivieran dichos empleados "potenciales". Siempre en mi mente pasaba la idea de la posibilidad de ser confundido de buenas a primeras con un secuestrador violador comunista transexual... o algo así.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Marty traeme un Fax!

Es de todos conocido que el día de hoy se conmemora la fecha (ficticia claro) de la llegada al "futuro" de ese conocido personaje de la película Back to the Future (segunda parte) que algunos todavía vimos en las salas de cine (Multicinemas Ramirez probablemente) aquel turbulento año de 1989, donde nos mostraban un futuro sorprendente con imágenes 3D, drones, lectores de huellas digitales, noticias al instante, pantallas interactivas, lentes inteligentes y los Cachorros ganando la serie mundial... Cosas en las que casi casi le atinaron. Además de las cosas que si bien ya existen, no están al alcance de los mortales comunes, como autos voladores, patinetas que flotan y demás linduras.

Cuando en mi infancia y adolescencia miraba esas escenas futuristas veía tan lejanas y geniales dichos avances tecnológicos añoraba llegar a el gran año de 2015. Hoy que por fin llegó tan emblemática fecha vivimos acostumbrados a tantas cosas que hace 30 años no podíamos disfrutar: información instantánea, descargar música, películas, series, tutoriales, ordenar comida o cualquier producto y pagar con nuestra tarjeta con unos cuantos clics, desde nuestra computadora, tablet, o teléfono.

Y precisamente el día de hoy decidí adquirir un par de cosas en línea, en una página que tiene décadas posicionada como líder en este tipo de servicios: Amazon. Seleccione lo que iba a comprar, una Smart TV y un soporte para montarla en un muro, hasta ahí todo bien, con los avances tecnológicos y todo el rollo mi pedido fue confirmado instantáneamente, pero mi pesadilla comenzó al recibir un correo en el que me avisaban que mi cuenta y pedido habían sido temporalmente bloqueados por motivos de seguridad pues mis datos de facturación y la tarjeta no coincidían y para poder resolver el problema me solicitan enviar un documento del banco para comprobar la autenticidad de mi solicitud.

Cual va siendo mi sorpresa cuando el medio en el que me pedían mandarles dicho documento no era una llamada, un correo electrónico o algún tipo de clave... Me pedían, agárrense: UN FAX

Me comunique al servicio a cliente donde un cuate con acento colombiano me confirmo eso si, con mucha educación, que efectivamente la única manera de comprobar mi identidad y resolver el problema era, mandando un Fax al número que me proporcionaron en el correo electrónico.

Mientras deambulaba por las calles en busca de algún establecimiento que se hubiera quedado con la tecnología de 1993 pensaba en Marty, que pensaría él al enterarse de que si bien no tenemos algunos gadgets que presentan su "futuro" artículos como un Fax no solo son algo en desuso generalmente, sino que encontrar un lugar donde aún ofrezcan el servicio es casi tan complicado como encontrar a alguien que aun use un walkman (a excepción de algún hipster).

Recorrí 5 establecimientos de fotocopiado, papelerías y cybercafés, en los cuales ya hasta con pena preguntaba si de pura casualidad tenían tan arcaico aparato, la respuesta en todos fue siempre la misma: el rostro del encargado con una sonrisa de incredulidad y burla... "No, pero tengo escaner" "¿Porque no lo mandas por mail?"....

Casi a punto de rendirme, como aparición de la virgen en una esquina de la Narvarte un letrero desgastado por el tiempo: "FAX".

Casi me arrodillo ante tan añorada visión, con premura entré en el establecimiento, que dicho sea de paso era UNA FARMACIA, rogando que no me fueran a responder "Ah no, ese letrero lo mantenemos ahí por nostalgia, ya no tenemos fax desde hace 15 años". Pregunté al tendero si tenía en servicio el fax, a lo que me respondió que si, con manos temblorosas le di la hoja y el teléfono al que tenía que enviar el bendito mensaje, después de un par de minutos el señor regreso con mi hoja informándome que ya había quedado listo, no pude evitar una sonrisa de alivio y gustoso pague los 10 pesotes que costaba el servicio y me retire, esperando no haber caído en alguna clase de anomalía en el espacio tiempo y salir a la calle en algún momento de 1985, porque de otro modo no me explicaba como carajos pude encontrar un fax.

Mas o menos a esta hora 4:30 p.m. llegó McFly ¿Será muy tarde para pedirle que me traiga ese aparato?





lunes, 28 de septiembre de 2015

La mayor novela menor de Kundera


Hay escritores que tan sólo pronunciar su nombre evocan de inmediato el hálito de su obra.
Ahora diré una obviedad: Rulfo será a Páramo lo que Márquez a Cien años… y lo que Kundera será por los siglos de los siglos a La insoportable levedad del ser.
Quizá por ello algunos contertulios del Café de Siempre casi me excomulgan cuando dije que la verdadera gran novela del checo-francés no era La insoportable levedad… sino La despedida, novelita corta publicada en el 75, y que pasó de noche, como el sueño de una noche de verano, anunciando en el título su destino.
—Exageras ­—dice un contertulio—. La despedida es una novela menor.
Es cierto, exagero, pero es una exageración moderada, nacida de la sentencia de Gabriel Zaid:
“Lo peor que le puede ocurrir a un poema menor es que pretenda ser grande”
Este vicio –el de la pretensión- lo padecen tantas novelitas sostenidas de una grandilocuencia discursiva, de un gregarismo intelectual, de un derroche de carpintería tecnicista que... en fin; La despedida no padece esos dolores;  es efectivamente una novela menor,   claro que sí,  pero de ahí radica su potencia: es una auténtica novela menor. Jamás buscó la grandeza, y no pretende, como otras novelas, matar chinches a cañonazos. Es una grandiosa novela menor.
En la contratapa de la edición Tusquets de lee: En un balneario algo trasnochado convergen temporalmente ocho personas cuyas circunstancias se van entretejiendo paulatinamente hasta formar, con la precisión de una telaraña, una trama en la que todos, directa o indirectamente, acaban viéndose atrapados: el músico célebre y la hermosa enfermera que quiere quedarse embarazada; la celosísima esposa del músico y el joven mecánico enamorado de la enfermera; el ex convicto, víctima de las purgas de su país, que va a despedirse de la muy cerebral Olga; el ginecólogo, con sus fanfarrones proyectos demográficos; el rico excéntrico, una versión de santo moderno. La despedida tiene la ligereza y la magia de un vals, de un sueño de una noche de verano.”
La despedida tiene la magia de un vals, y su aparente ligereza nos remite a un vodevil escrito con la perfección de un miniaturista. Un tanto ajeno a su temática, Kundera no recurre –del todo- a la estratagema político-filosófico-humanista, ni a las digresiones psicológico-existenciales de sus otras novelas. Lo que hay son personajes en plena efervescencia de la parodia de su vida. Inmersos en sus tragedias pedestres, que no son otra cosa que una broma (la eterna broma husserliana del ser en el mundo) para ocultar un profundo conocimiento de la condición humana, o lo que eso quiera decir.
—Pero los personajes están terriblemente acartonados ¡Se les ven los hilos por todas partes!— Dice el contertulio de café, y tiene razón; en La Despedida los personajes no exudan naturalidad, incluso es posible imaginarlos actuando en el acartonado teatro de la página mientras el resto fuma cigarrillos tras bambalinas –la mente del autor- esperando su entrada. Esta evidente carencia de lo espontáneo es premeditada. Kundera sabe que el lector asistirá a un vodevil macabro en cinco actos, con actores que exagerarán su voz y sus muecas. Fingiendo una pésima actuación de la vida, se burlan de la vida misma, para evidenciar su crueldad. Nuestro autor sabe que es necesaria la burla, que la crueldad no se puede arrojar sobre la novela así de golpe, como una bofetada. Recurre entonces al registro emociona de sus personajes para ridiculizarlos: al volverlos ridículos, se redime y se camufla, atendiendo a la sentencia de Wilde: si quieres decirle una verdad a la gente, debes hacerlos reír, de otra manera te matarán.

Nos gusta exagerar la vida porque es nuestra manera poco sutil de vengar su condición efímera. Decir que La despedida es la mejor novela del checo-francés más importante de Europa es evidentemente una exageración. A veces la vida es tan poca que uno necesita exagerarla para que parezca real. Esta es, pues, mi manera de imitar -¿renegar? ¿reprochar a?- la vida: decir, con exageramientos o sin ellos, que La despedida es la mayor novela menor que se haya escrito en la Europa del 75.

martes, 22 de septiembre de 2015

Incómoda reflexión sobre la herbolaria pazmundialista VS las drogas recreativas.

Más o menos una vez por semana, me topo con el típico espécimen chamánico new age hipsteroso buena ondita que somete a mis oídos o a mis ojos a un discurso en pro de la legalización de la marihuana amparado en supuestos "médicos" y "metafísicos".  Cada que prendo la tele (que afortunadamente no es muy seguido), hay una serie gringa cuyos interesantes, modernos y exitosos personajes se fuman un churro en el contexto de una convivencia armoniosa que refuerza sus lazos de amistad. Mi última incursión al cine me confrontó con la urgente necesidad de asegurar políticas públicas que permitan que los osos de felpa se droguen con toda la tranquilidad en EU (y supongo que por añadidura eso implica derechos similares para el resto de los pluches del planeta), y de paso, sugirió como no queriendo que la guerra contra las drogas sólo servía para oprimir a determinados sectores de la población caracterizados por su falta de oportunidades y como un tiránico metodo de control social.

Al parecer, tanto la herbolaria tradicional como la opinión generalizada del culto y humanista ciudadano estándar del imperio coinciden en que hay que despenalizar la mariguana si aspiramos a reinstaurar la paz mundial y a curar el cáncer y a expandir nuestras mentes.

Es una pena que dichas posturas nos releguen a segundo plano a los que abogamos por una despenalización de la misma bajo un argumento pura y sencillamente fundado en la libertad del individuo sobre sí mismo. A los que estamos convencidos que ninguna legalización de ningún estupefaciente va a terminar con el crimen y que la mota no es un ningún recurso para alcanzar la iluminación, ni te cura nada ni te convierte en un mejor ser humano. A los que sabemos perfectamente que el abuso de dicha sustancia, como de cualquier droga, tiene consecuencias nocivas en la salud y que sobre todo, comprendemos que legalizar la mariguana no es ni mucho menos un asunto de prioridad social y tenemos la delicadeza de admitir que hay una lista enorme de prioridades antes que un marco jurídico que le permita  las personas cargar son sus toques sin la paranoia de ser remitidos a un MP.

Al mismo tiempo, considero que existe un grado obsceno de hipocresía con el tema de las drogas. Inmersos en una sociedad que se droga recalcitrantemente con fármacos legales, comida chatarra, producciones audiovisuales, redes sociales, pornografía, alcohol, etc, es ridículo seguir tratando de establecer una postura moral independiente para las drogas ilegales. Nos encanta drogarnos, somos una sociedad inmersa en las delicias de los estímulos artificiales y no parecemos estar lo bastante conscientes de ello como para adoptar posturas sensatas al respecto. Yo me aventuraría a  opinar que el uso de las drogas con fines recreativos y el refinamiento de la obtención de estímulos por las vías más insospechadas está al mismo nivel que el uso de herramientas, o la producción de arte en cuanto a las conductas que nos definen como seres humanos. La gente que no consume drogas ilegales lo hace mayoritariamente por una convicción personal, -igual que las personas que no consumen tabaco o alcohol- no por que estén prohibidas, y las personas que sí lo hacen encuentran en la prohibición más bien un atentado contra su seguridad que una motivación real para evitar el consumo abusivo.

Aunque estoy segura de que el hecho de que en nuestro país no se haya legalizado el consumo, la producción, venta y distribución de marihuana responde a una cuestión de intereses creados más que a un tema de derechos humanos, carezco de los conocimientos político-económicos como para atreverme a opinar con certeza sobre los alcances de la despenalización de las drogas en el ámbito de la seguridad pública y sanitaria, así como de sus consecuencias a nivel macroeconómico. Por eso no me sumo a ninguna postura que tenga como fundamento dichos discursos. Simplemente considero que en una sociedad ideal, cada quien debería poder meterse lo que le viniera en gana sin tener que recurrir a alegatos patito para justificar su sano (o insano) esparcimiento, siempre y cuando no peligre su condición de miembro activo y útil para la sociedad.

Para finalizar,  la siempre sabia y contundente opinión de los grillitos al respecto:

Cri, cri, cri.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Lo que Chico Che me recordó...

Cinco abriles (o en mi caso marzos) tenía cuando esa tranquila mañana en los suburbios de la capital -bueno, en Tultitlán- la cama en donde plácidamente dormía comenzó a deslizarse topando con las cuatro paredes de la habitación. 

Mis recuerdos de infante o las historias posteriores que mi madre y hermana me describieron me hacen verlas rezando frente a una imagen del sagrado corazón (un Cristo con cirugía a corazón abierto o algo así) que se balanceaba como siguiendo el corito de la cuenta bancaria del Teletón (9..9...9 9!!) y hasta la fecha no me explico porque rayos no aprovecharon esos minutos para tomarme entre sus brazos (con delicadeza para no despertar al nene) y salir de la casa, cosa que habrían podido hacer en un santiamén.

Mi padre, mientras tanto, y como cantan los de Panteón Rococo iba en guajolotero con el alma obrera de mi ciudad y no sintió tanto el sangoloteo, hasta que llegando a la entrada de la ciudad y el cuadro dantesco los dejó a todos, pasajeros chofer y cacharpo, perplejos. Recién había acabado el calambre tectónico y ya habían caído varias estructuras. Desde la zona cercana al Tepeyac se notaban en panorámica nubes de polvo aquí y allá donde alguna vez hubo edificios.

Los días posteriores a tan terrible suceso este pequeñín pasó con su familia en repetidas ocasiones por varias de las zonas afectadas y mi inocente mentecita quedó con la idea de que esto era un fenómeno que seguramente pasaba cada año, como la temporada de lluvias o como el mundial, cada cuatro.

Ahora que se cumplen 30 años de aquello la ciudad y su gente han cambiado, bueno mas o menos. Se ha semi tratado de educar a la borregada para que al sonar las alarmas en radio, app de celulares, TV o las bocinas de ciertos postes de cámaras de vigilancia (solo en el DF, sorry mexiquenses) la gente ordenadamente publique en su muro "está temblando" para avisarle a la gente que por alguna razón carece de la habilidad de.... SENTIR cuando tiembla. A nombre de esa pobre gente, gracias.

Acto seguido, aún queda tiempo de salvar el archivo de word, pausar el video de youtube o cerrar el jueguito de Candy Crush y bajar con el resto de la godineada al punto de reunión asignado, fumarse un cigarrito, contar anécdotas del último simulacro, hacerle la plática a la chava nueva de contabilidad que trabaja en el otro piso, darte cuenta que tiene novio y oír por quinta vez la historia del Gerente de Compras cuando rescató a medio Tlatelolco el solito con sus manitas, cuando el tenía... 10 años? Las cuentas aún no me salen.

Yo por mi parte aguardaré ansioso el próximo simulacro, para ensayar el orden de como se abren las cuatro, si, cuatro chapas de las tres, si, tres puertas que separan mi departamento de la calle. Francamente en algunos sismos que han ocurrido estos años me he puesto a meditar si no sería mas practico sentarme a esperar tranquilamente la muerte, al menos moriría sin estrés. Total, soy otro ladrillo más en la pared.

domingo, 13 de septiembre de 2015

De Chapultepec por Tlatelolco a Ayotzinapa

Hasta mediados del siglo XX al la población mexicana en general medio le valía sorbete o de plano ignoraba la "gesta heróica" de seis chavitos que, sólo armados con sus mosquetes de chispa enfrentaron al "ejercito invasor" en las faldas, interior y alrededores del Castillo de Chapultepec un siglo antes, llenando de orgullo los anales de la historia.

Sin demeritar los cojones de los cadetes para enfrentarse en batalla la historia es verdaderamente parte de la nómina de los que mandan a hacer los libros de la SEP. Pues desde que tengo uso de razón no recuerdo que "oficialmente" se mencionara en ninguno de esos libros o en ceremonias conmemorativas lo siguiente, y que por cierto suena mas práctico:

El 13 de septiembre del 1847 culmina la batalla de Chapultepec en la que el ejército estadounidense le mete una soberana madriza (otra mas) a las fuerzas mexicanas, cobrando la vida de mas de 250 soldados, entre ellos 5 cadetes (el sexto en realidad ya estaba graduado). Que dicho sea de paso no fueron los únicos estudiantes castrenses que combatieron, fueron por ahí de 50 (otras versiones dicen que eran 800 y feria) que al final cayeron prisioneros junto con 800 (...) soldados. Dicha batalla fue librada en el marco final de la guerra que ambos países mantenían debido a una bronca de agencias, ya que los gringos se habían agenciado Texas después de que este hizo berrinche y se separó de México. 

Mas o menos como si el wey mamado de la cuadra te canta un tiro después de bajarte a la novia, porque le reclamaste el que fajen en tu sala. De tres sonajazos te deja tirado en la banqueta, se sienta en tu barriga y para dejarte respirar te dice que "para perdonarte" también andará con tu hermana y tu prima. Así de gloriosa nuestra historia y así de chido es nuestro vecino.

Pero esta página de nuestra ya conocida y trillada historia trae a mi mente otro hecho, no tan romántico como envolverte en la bandera y tirarte al vacío para que el enemigo no se haga de ella (o se haga en ella). No, lo que a mi mente llega es algo mas reciente, y que también todos conocemos, los chavos de la normal Raul Isidro Burgos desaparecidos y obviamente asesinados, de eso ya no queda duda, hace casi un año. Sería desgastar a la vista del lector que haya llegado hasta aquí con teorías y críticas al sistema actual, para eso esta La Jornada, Proceso, MVS, OEM, El Universal y Televisa, todos ellos con sus respectivos filtros gubernamentales.

El relacionar en este texto la muerte de los chavos en Chapultepec con el asesinato de los otros en Guerrero no es por morbo, bueno sí, pero es por un morbo que trasciende los años y me hacen volar la imaginación. 

Hacia un país como este, en el año 2182 donde por edicto presidencial se conmemore a nivel nacional la ¨gesta¨ heróica de 43 estudiantes que se enfrentaron al sistema en oscura época de principios de milenio, cuando gobernaba la impunidad.

Me supongo que las instituciones gobernantes en ese futuro ilusorio pertenecerían a algún tipo de ideología evolucionada de los artefactos de control de nuestros días, o sea, pan con lo mismo, los cuales, ya con mas de 60 años de distancia pueden enaltecer figuras y comerciar con las víctimas que su papá (institucional) permitió, provocó o planeó.

Me imagino homenajes, ceremonias, tal vez hasta día libre para los Godinez o de perdida, día libre en las escuelas, discursos y marchas conmemorativas.

¿Suena improbable? El dos de octubre no se olvida.

Tres historias diferentes, la primera menos infame que las siguientes pero que comparten una línea: La versión histórica que se les va dando.

Total, qué sé yo, si soy solo un ladrillo más en la pared.


viernes, 11 de septiembre de 2015

Nostalgia "terrorista"

Como han pasado los años, pareciera que fue ayer cuando por las pantallas de televisión del planeta entero no se cansaban de transmitir y retransmitir la demolición, digo, el derrumbe majestuoso de un par de las estructuras mas icónicas de la cultura norteamericana, desencadenando así lo que en nuestros días llamaríamos el "tren del mame" de imágenes de neoyorquinos empanisados por el derrumbe, personas arrojándose al vacío y rostros de terror ante lo que parecía el fin de una era. Ya sabemos que no fue así.

Por cierto que un gusto culposo en mis recuerdos es imaginar la caída de dichas torres al compás del ultimo minuto de la Obertura 1812 de Tchaikovsky, lo se, muy V for Vendetta.

Mi día en la universidad, unas horas después fue de incertidumbre total, las caras de los maestros y estudiantes denotaban angustia, en la historia moderna no nos había tocado algo tan vívido, para esta sociedad tercermundista vecina del cowboy fue igual a ver de cerca cómo le pegaban un zape al cabroncito de la cuadra. ¡Y la que sentías que se iba a armar!

El bombardeo mediático de principio de los dosmiles tramaba, con los "medios" que existían entonces, una maraña de versiones y suposiciones sobre las causas y las consecuencias. La "verdad histórica" (manera irónica de llamarle a la versión oficial) apuntaba sus cañones a algunas regiones de asía y medio oriente, a un cuate barbudo y con turbante que, según ellos, les había volteado bandera hacía unos años. "Cría cuervos y te tumbaran las torres" o algo así decía el dicho.

Hoy es de todos conocido que la historia en la memoria colectiva es una suripanta de tres pesos, que olvida lo trascendental y graba con cincel lo que a ciertos círculos conviene.

Que tiempos aquellos en los que la infamia que se conmemoraba en esta fecha era la caída no de dos edificios bursátiles, sino de todo un gobierno allá… en los 70s,  en un país sudamericano, perpetrada por la traición de un moderno judas, casualmente respaldado por esa nación del norte, que hace 14 años se rasgaba las vestiduras por el gravísimo atentado que sufrió en su propia tierra, lejos, muy lejos de los escenarios bélicos que desde siempre ha creado.

Bien se la soltó García Marquez a Bush en una carta abierta:
¿Cómo se siente? ¿Cómo se siente ver que el horror estalla en tu patio y no en el living del vecino?

Pero como buenos gandallas mas que buscar quien se las hizo buscaron (y encontraron) quién se las pagara. Es lo lamentable de esta fecha.

Estamos muy lejos de que las tragedias terminen, y mas aún las traiciones, pero tristemente parece que lo que si de plano jamás acabará son las oportunidades de algunos para usarlas como excusa para algo peor…

Pero pus total. ¿Qué puedo saber? Yo sólo soy otro ladrillo mas en la pared.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Breve e innecesaria reflexión sobre el amor, los celos y la Agamia.

Hace un par de años me topé, por mero accidente,  con un el blog de un español inadaptado que sostenía (como muchos teóricos contemporáneos del género y las relaciones humanas) que el amor es una invención opresiva  y heteronormada del capitalismo y que, tal cual lo interpretamos, equivale más o menos a una aberrante sofisticación de los impulsos atávicos del ser humano con fines de control social por medio del fomento a la posesividad. En oposición al amor, él propone la "agamia", término en el cual busca sintetizar toda una filosofía de resistencia a las imposiciones afectivas del entorno. Independientemente de los muchos fundamentos teóricos de los que se ha servido y de que su discurso es tan incómodo que algo de verdad ha de tener, recuerdo que la primera opinión que me formé al respecto fue "Caray... que tipo tan valiente".

La Agamia no habla de "abolir las diferencias de género en las relaciones amorosas" ni "los celos" ni de "poliamor".  No... la Agamia va y arremete directa y francamente contra el amor romántico en todas sus expresiones por considerarlo un lastre para el sano desarrollo del ser humano y promueve relaciones basadas estrictamente en las verdaderas necesidades individuales del ser. No es nada nuevo en realidad.  Firestone y Haraway, por citar un mínimo ejemplo, lo descubrieron hace mucho. Pero, al igual que mi querido amigo agámico, son consideradas extremistas resentidas a los que "más les valdría buscarse un novio".

Recuerdo la opinión de uno de mis amigos con respecto de la Agamia y de la doctrina Hellenfisheriana, que formaban parte de la misma plática de sobremesa: Son cosas que sólo defienden los malcogidos.  Bueno, supongo que es una manera muy tendenciosa de verlo. Al igual que los latinos son (o debería ser) los principales interesados en buscar la igualdad racial, las personas que por alguna u otra razón no caben en las etiquetas prefabricadas del "amor" serán las primeras en quejarse. Con ello bastaría para justificar en todo sentido la búsqueda de nuevas tendencias en las relaciones afectivas, pero resulta que también un montón de personitas que no somos especialmente despreciables a nivel amoroso, vamos por la vida preguntándonos por qué refregados TENEMOS que amar así.

Por otro lado, me es imposible negar el papel que el constructo del amor ha tenido en un montón de cosas que disfruto al nivel de no estar dispuesta a renunciar a ellas. Y entonces entiendo porqué la agamia está casi  condenada al fracaso: Las personas no nos caracterizamos por estar dispuestas a sacrificar nuestra zona de confort, y el sacrificio que la postura impone es algo que tendría alcances telúricos en virtualmente todos los aspectos de nuestra vida. Pero supongo que sucedió lo mismo en su momento con la abolición de la esclavitud y el derecho al sufragio femenino; la sociedad los interpretó como una amenaza absoluta en contra de sus cimientos básicos, hasta que los negros y las mujeres alcanzaron el nivel de consciencia que les permitió entender que estaban siendo violados en sus derechos más elementales, y eventualmente se pusieron a luchar por ellos. Claro, verlo así es algo romántico e ingenuo, el sistema en su totalidad estaba cambiando y la ampliación de los derechos civiles era un factor clave para el éxito del capitalismo, y el amor está lejos de comenzar a ser un estorbo. Por su vinculación directa con el control de la sexualidad, la distracción emocional que ofrece y la formación de esquemas familiares reproductiva y económicamente activos,  el amor es uno de los éxitos más rotundos del sistema, y sólo renunciaremos a él cuando los intereses de los órdenes "macro" nos impelan a ello...y las personas nos atrevamos a admitir que tal vez el amor no sea la panacea de la libertad individual, si no todo lo contrario.

Sin embargo, aún cuando considero que la abolición del amor como fenómeno social está en pañales, esa es la menor de mis preocupaciones. La realidad es que las preguntas que me hago en lo cotidiano son mucho más sencillas y están enfocadas a librar una guerra mucho más egoísta. ¿Por qué hemos de sufrir a toda costa esa inmunda necesidad de monopolizar al prójimo, con su consecuente desgaste emocional? ¿Por qué habríamos de someternos a los intentos de monopolización afectiva de un tercero, a perpetuidad?. Muchos opinan que el amor romántico y la monogamia son estrategias evolutivas. No encuentro mucha validez en dichos argumentos, pero al mismo tiempo no niego que algo de biológico y reptiliano debe haber en los celos que los haga tan insoportables. La violencia también es parte fundamental del ser humano, pero como en crudo resulta desastrosa, la hemos moldeado para fines sociales, igual que los celos. So, si la violencia y los celos y todo lo demás es transformable, no suena descabellado pensar que podemos reorientarlos en válvulas de escape menos irrealizables que la fantasía de "poseer a otro por completo", y por tanto, menos susceptibles de generar un malestar cuya consecuencia puede ir de la mera depresión al crimen pasional. Al final, no está de más preguntarnos cuáles podrían ser dichas sublimaciones y, ¿qué rayos haríamos con todo el tiempo libre y la energía que deshacernos de conductas y pensamientos celotípicos (si es que se puede) nos dejaría? Tal vez descubrir una manera útil y humanista de amar, o inventarnos una nueva forma de sufrir. Tristemente, es claro que ni usted ni yo viviremos lo suficiente para averiguarlo.

Cri.. Cri..Cri.












lunes, 7 de septiembre de 2015

Distorsiones del ignorante hipersensible: De la tragedia humanitaria al morbo.

La imagen de Phan Thị Kim Phúc desnuda huyendo del napalm conmocionó al mundo en los años setentas.  No fue factor influyente para detener la guerra en Vietnam, pero probablemente lo hubiera sido de haber sido difundida algunos meses antes.  Sin embargo, como muchas otras imágenes pullitzereables, levantó ámpula y en todo el mundo se multiplicaron las voces de protesta contra el imperio y sus estrategias bélicas altas en vitamina C. La fotografía de Kevin Carter que capturó un niñó famélico con un buitre al acecho, también ayudó a redimensionar en el imaginario occidental la idea de la hambruna africana en la década de los noventas, aunque dicho atrevimiento le costó al fotógrafo hacerla de chivo expiatorio y terminar financiera, social y anímicamente quebrado.

Hace unos meses Facebook se llenaba de imágenes de niños asesinados por los bombardeos en la Franja de Gaza, y esta semana una de cada tres publicaciones representa un niño ahogado literal y simbólicamente por intereses políticos que le eran completamente ajenos. El viernes pasado escuché en el trabajo que era una lástima que todo mundo estuviera posteando tales cosas por que a la larga dejaban de "impresionar". Ayer encontré varias publicaciones de "contrataque" que denunciaban el tremendo morbo que implica estar colgando fotos de niñitos muertos en las redes. 

Albert Bandura, uno de los teóricos más importantes en el tema de los juicios morales y la victimización, explica de manera muy sencilla cómo vamos por la vida haciéndole a Pilatos la competencia en eso de lavarnos las manos.  Él afirma que una de las maneras más eficientes de no sentirnos responsables de algo es justamente no verlo de manera directa.  Trescientos muertos anónimamente plasmados en el periódico no le hacen cosquillas a la fotografía nítida de uno sólo. Como seres humanos, podemos ahorrarnos al empatía frente a un montón de símbolos, pero no frente a una imagen. Está en nuestro cerebro reptiliano, y cuando vemos otro humano sufriendo (independientemente de quienes también lloramos si vemos sufrir una lagartija), nuestro impulso principal es el de ayudar, sobre todo si se trata de una cría de nuestra especie. Es una cuestión evolutiva incontrovertible, no podemos ser inmunes al sufrimiento ajeno.

!Pero tampoco podemos hacer nada por los niños sirios! Dirá más de alguno. ¿Cómo no mi estimado amigo? Mire usted, lea los periódicos, infórmese, deje de hablar de pendejadas fomentadas por televisa y pregúntese que carajos está pasando en el mundo.  Reconozca a los patrocinadores de la tragedia humanitaria y desprécielos en lugar de anhelar patéticamene su modo de vida imperialista. Conozca de sociología,  preocúpese por aprender en lugar de repetir como idiota los estereotipos de siempre. Mírese al espejo y reconozca al cretino en potencia que hay allí, y regálele al mundo un cretino menos, que ya con eso es bastante. !Ah! y deje de mentirse a sí mismo. Lo que usted siente cuando ve al niño ahogado no es indignación por que se ultraje al pobresito en favor del morbo de las masas. Es la remota e incómoda vocecita de su consciencia que amenaza con recordarle que esos ojos nublados y esa carne hinchada no son de usted por un mero asunto de accidentalidad geográfica. Dicho sea de paso,  que mi compañera en la oficina tambien tenía razón. Ya estamos desensibilizados y la mayoría de nosotros nos las ingeniamos para no tener en la cabeza a los sirios ahogados ni a los palestinos desmembrados ni al niño famélico ni a la vietnamita abrasada cuando nos vamos a dormir. Así que la distribución masiva de imágenes absolutamente gráficas y crueles en las redes sociales tampoco promete ser la panacea del pacifismo. Repito, lo único que podemos hacer por las víctimas inocentes de nuestro modo de vida capitalista es entender cómo funciona dicha dinámica injusta y tomar responsabilidad plena de lo que sí está en nuestra manos. Todo lo demás, es comentario.


Cri...cri...cri. 

martes, 17 de febrero de 2015

BREVE REFLEXIÓN SOBRE LOS PARTIDOS POLÍTICOS Y LA LECHE.

Salgo del trabajo y al igual que muchos colegas clasemedieros, debo tomar un transporte público y someterme a los gustos musicales del chofer. Usualmente eso significa cuarenta minutos de tortura a base de corridos y banda, pero hoy lo que sonaba en el estéreo de la combi era una estación popera. Entre Selena Góméz y Katy Perry insertan apróximadamente seis minutos de spots electorales. Seis minutos que bastan para sintetizar el asco que produce el grueso de la publicidad partidista. Nunca imaginé que recordaría con nostalgia la época en la que el PRI y el PAN monopolizaban las riñas pre-electorales en los medio de comunicación con ocasionales intervenciones socialistoides del PRD, pero luego de enfrentarme también a anuncios de el Partido Verde, Nueva Alianza, Movimiento Ciudadano, alguna cosa Turquesa que no entendí muy bien, Encuentro Social, PT y quien sabe cuáles otros que no alcancé a distinguir, la parafernalia cada vez más específica de la mercadotecnia "democrática" me resulta del todo insoportable. También recuerdo con añoranza aquél tiempo en que había tres marcas de leche en el súper y no había que perderse entre anaqueles abarrotados de combinaciones lácteas ligt/enteras/deslactosadas/saborizadas/orgánicas/con ácido fólico/para mujeres/para mayores de 40/para menopaúsicas y para estreñidos. En el fondo sabemos que todas dan exactamente lo mismo para el organismo del consumidor promedio (igual que los partidos políticos) y que la vaquita que pasta feliz en el empaque no se parece en nada al turbio y cuestionable proceso por el cuál obtienen la licencia sanitaria de lo que sea que nos vendan (de nuevo, igualito que los partidos políticos).

Además, parece que existiera un sustancioso galardón secreto para el no-sé-si-llamarle-publicista que produzca el spot mas kitsch, el jingle más vulgar y el diálogo esperanzador más cínico de toda la campaña.  En fin. Enriqueceremos la entrada de hoy con un divertido y educativo juego de asociación....¿Puede usted empatar correctamente el color del partido con la estrategia publicitaria que lo caracteriza?


"No vamos a subir la gasolina"                                       
"El clásico que nunca pasa de moda"                             
"Es nuevo !Cómpralo!"                                                  
"!Los rojos apestan!"                                                      
-Jingles guapachosos-                                                     
La ley del Talión                                                             


°Respuestas correctas: Cri, cri, cri.....

jueves, 12 de febrero de 2015

50 Sombras de Grey: Erotismo hipoalergénico.

Los implicados directos en el caso de Ayotzinápan ya pueden respirar tranquilos por dejar de estar en el ojo del huracán; llega a las redes sociales una nueva invasión de contenido mediático que esta vez tiene que ver con el estreno de una película basada en un libro basado en otro libro basado a su vez en una profunda confusión que equipara la felicidad de la fémina promedio con el hecho de un macho alfa tome el control de absolutamente todos los aspectos de su vida.

Me refiero, claro está, a la adaptación cinematográfica de 50 sombras de Grey. King ya dijo que es "porno para mamás" (discrepo, conozco varias mamás que se aburrirían a la tercera hoja), la comunidad BDSM ya se ofendió profundamente y comunicó a los cuatro vientos que ese libro no representa su filosofía, los clubs de fans de Crepúsculo están viendo severamente mermada su nómina en favor del engrosamiento de las grupis de Chistian Grey, la comunidad católico-cristiana produce frenéticamente un listado tras otro de "por qué no debes ver 50 Sombras de Grey"  que incluyen (y, literal, cito) "por que te excita" y "por que se presta a que abusen de ti", y, no lo sé de cierto, pero puede que Pedro Juan Gutiérrez ya tenga un nuevo ídolo y Sade esté por volver de la tumba sólo para conseguir los libros.

Ya en serio, la verdad no hay mucho que decir al respecto. Confieso que esta entrada es simple y llanamente una dócil respuesta al llamado del morbo que me produce ver a tantas congéneres convencidas de que un sujeto guapísimo y multimillonario (permítaseme recurrir al siempre bien ponderado adjetivo "RMI") dándole nalgadas a una mujer sin un ápice de personalidad equivale a una revolución erótica en la literatura.  Hay lecturas para todo tipo de criterios, gustos y tabúes. El problema con 50 Sombras de Grey, a mi parecer, no estriba en el hecho de que el sexo allí representado está más sanitizado que un quirófano, ni en que genera expectativas irreales (cada quien debe responsabilizarse de las propias) o en que la narrativa, más que dejar mucho a desear, sea casi del todo inexistente. A mí lo que me molestó de las dos horas que dediqué al libro (saltándome toooda la paja en la que el protagonista estalkea sistemáticamente a la chica y ésta casi se desmaya de la emoción) es que, hasta dónde alcancé a leer, parte de la filosofía por la cual ella se deja atar las muñecas con pañuelos de seda y tapar los ojos con un antifaz monísimo (Dios mío!! qué transgresor!!!) es que está "liberando a su diosa interior" "accediendo a su feminidad sagrada" o alguna felación emocional parecida. Eso, y que ni siquiera toma responsabilidad sobre su propia decisión de dejarse dominar por que todo parece ser algo simple y llanamente "inevitable". ¿Así o más Kitsch?.

¿Por qué habríamos de justificar con tendencias New Age y políticamente correctas a los impulsos de sumisión y dominación que todos los seres humanos cargan en mayor o menor medida?   El masoqismo y el sadismo son eso: masoquismo y sadismo. Representan deseos extremosos, potencialmente peligrosos física y emocionalmente, actitudes que serían completamente inadaptadas en la vida cotidiana y posturas incómodas para el estatus quo. ¿No sería más honesto aceptar que todo eso forma parte de la naturaleza humana y hacernos medianamente responsables de nuestros propios impulsos, fueren los que fueren, sin andarlos maquillando?.

Por cierto, que si el tal Grey no fuera asquerosamente guapo y pudiente, pasaría a ser un vil y vulgar pervertido de cuarta. Sospecho que un sutilísimo doble discurso se nos ha colado en el librero...

Cri...cri...cri.










martes, 10 de febrero de 2015

EL DEGENERE DE LA IGUALDAD DE GENERO.

Una se pasa la mitad de la carrera leyendo libros de feministas, de antropólogos, de neuroanatomistas que hace treinta años instauraron el neurosexismo y de neuronatomistas que hace diez lo refutaron. Libros de sociología de género, best sellers que juran que los hombres son de marte, las mujeres de venus y disparateces  cómicas del estilo, manuales políticamente correctos para la igualdad, antropólogas psicoanalistas sin miedo a demostrar que su miembro intelectual no deja espacio para ninguna envidia, manifiestos homosexuales, chistes machistas y un sinfín de publicaciones que oscilan entre  la doctrina de la complementariedad sexual sagrada y la indiferenciación germinal profana.  Una persona normal, no requiere ni la mitad de ésta bibliografía, ¡qué digo la mitad! no requiere haber leído más que los artículos sobre feminidad y hombría de las revistas quincenales populares,  para ir por la vida convencidos, con una fe envidiable, de que las mujeres y los hombres son especies distintas y  de que las únicas posturas válidas son, en el caso de los hombres el machismo políticamente correcto, y en cuanto a las féminas, el feminazismo, por supuesto.  Benditos y bienaventurados ellos que no se arriesgan al suplicio eterno. Bien dice el apocalipsis (3:16) que a los tibios el altísimo ha de vomitarlos de su boca como con cierto asquito,  por su aberrante, antinatural e inmoral inclinación al equilibrio. Pues confieso, yo soy tibia en lo que concierte a esos asuntos.  Debí quedarme con los primeros dos o tres libros al respecto; ir por la vida  con una filosofía que me permitiera ver a los hombres como criaturas dignas de desprecio, compasión o admiración, dependiendo  de si la autora era Martha Lamas, Esther Vilar o Camile Paglia. Pero no, tercamente me empeñé en seguir envenenando mi alma con una opinión tras otras, ¡y lo que es peor! Algunas eran tan ponzoñosas que decían basarse en investigación científica seria,  no en habladurías de sentido común reproducidas una y otra vez por los siglos de los siglos, amén.

Cuando se es incapaz de afiliarse a los discursos  cómodamente superficiales que ambos géneros manipulan según convenga en una típica reunión con amigos,  es inevitable sentirse sometido al peor de los ostracismos. Y es que uno no queda bien con nadie. No, yo no estoy de acuerdo con la mayoría de las frases que comienzan con: es que las mujeres son, es que los hombres son… por lo cual no estoy de acuerdo con el noventa porciento de las opiniones del mundo, al parecer. -¡Es que no puede ser que pienses que los hombres y las mujeres son iguales!- dice alguien sinceramente preocupado por mi capacidad mental y convencido de que nadie me ha explicado la diferencia entre igualdad y equidad.

La gran ventaja es que las diferencias de género son un tópico tradicional tan manoseado para las tertulias facultativas, que inevitablemente dejan paso a otros igual de masticados para los cuales tengo  opiniones más normales. En realidad, en lo que a temas de roles se refiere, yo ni si quiera tengo opiniones, tengo dudas. Es más, no llego a tener dudas en plural, tengo una sola: ¿Qué sucedería en un hipotético experimento que permitiera criar a los chamacos con libertad absoluta de imposturas culturales de género? ¿Tendríamos personas mejores o profundamente menoscabadas en su individualidad? ¿se vendrían abajo los dogmas del neurosexismo, o demostrarían su irrefutabilidad?. Bueno, ya sé que son tres, pero parten básicamente de la misma duda. No impongo la idea de que somos seres amputados en la mitad de nuestras potencialidades desde que nacemos y nos visten de azul o de rosa, pero tampoco la descarto. Las sociedades occidentales del siglo XXI son tan eficientes disfrazando de vanguardia modelos arcaicistas de política, economía y humanismo, que bien podría estar sucediendo lo mismo con la denominada igualdad de género que intenta convencernos de que adoptar formas cada vez más complejas de diferenciación equivale a libertad.

Y es que, mirar con malos ojos algunas de las consecuencias de la desigualdad de género, como la violencia física,  no equivale a abolirla. Y cuando digo “desigualdades” procuro dejar bien claro que me abstengo de cualquier inclinación feminista con violines trágicos de fondo; estoy consciente de que vivo en un país en el que una conductora de televisión puede decir abiertamente que “los hombres no sirven para nada”, y un conductor análogo sería sometido a la censura si aventurara un comentario similar. La desigualdad golpea indiscutiblemente a ambos géneros, y les obliga a ser agresivos y rencorosos el uno con el otro. A firmar el largo pliego petitorio de insensateces con las cuales un grupo de personas pretende delimitar los derechos, las competencias y las atribuciones de otro.


Volviendo al punto: no dejaré de insistir en que me hubiera ido mucho mejor de haberme limitado a tomar la bandera que mi situación de mujer manda. Así podría mirar a los hombres cual discapacitados emocionales y regodearme en mi superioridad metafísica, disfrutar la plática feministoide minada de comentarios despectivos hacia quien comenta la osadía de tener pene, y achacar todas mis desavenencias con el sexo contrario a un machismo inamovible. Pero no puedo. Tampoco disfruto los chistes homofóbicos,  ni los comentarios que comienzan con “es que ustedes las mujeres/ es que ustedes los hombres”. No me clavo. No ando por la vida regalando manuales de redacción libres de sexismo. Entiendo que las diferencias de género son una parte fundamental de nuestra cultura, pero no me gustan, así como tampoco me gustan la violencia ni el cinismo político que también tienen su lugar privilegiado en los botones de muestra de nuestra sociedad. Sin afán alguno de cambiar al mundo, toda esta letanía sirve más bien para tratar de explicar, a quien le interese, cómo y porqué intento cambiarme a mí misma; porque yo, individualmente, en mi opinión personal propia mía de mí, no quiero andar por la vida limitándome una gama de comportamientos, afectos e intereses estrictamente anclada en el accidente cultural de mis cromosomas. 


¿Cri... cri...cri?   Eso pensé. 

ÚNICAS, IRREPETIBLES Y ESPECIALES... FABRICADAS EN SERIE.

El capitalismo lo es todo. Sus largas patas de zancuda conectan con virtualmente cada fibra de nuestra personalidad: basta elegir uno de los múltiples estereotipos que tiene a bien proveernos y lo demás es comer y cantar, bueno, más bien, comprar y cantar. Las distintas taxonomías que abarcan los años de la juventud parasitaria (esos en los cuales se supone que eres guap@ y gastas el dinero de papá) incluyen varios tipos de personalidades absolutamente carentes de originalidad que no me sorprendería que comenzaran a vender en el OXXO. ¿Me da un kit de chav@ buena ondita con aspiraciones de antro? ¿Tiene paquete mediano de gustos emoides marca "Me gusta Poe pero no lo he leído"? ¿Qué trastorno alimenticio sale mejor, oiga?

Hoy comencé la mañana leyendo un artículo que se titula más o menos como "Por qué las mujeres complicadas son las que valen la pena" Había una foto de una adolescente vestida muy a la moda (ombliguerita, medias y chores que casi gritan la marca y el precio), con una habitación caótica de fondo llena de más ropa cara revuelta y algunos posters con frases de rebeldía imprescindibles onda "Stay Strong". Su actitud corporal parecía decir "soy taaaaan profunda y mi alma guarda una tristeza inabarcable". Me quedó claro que el artículo no iba sobre mujeres complicadas, más bien sobre niñas berrinchudas. Sin hacer exactamente un listado de atributos,  la publicación trataba de convencer de que los siguientes son absolutamente irresistibles:

Irresponsable-voluble-desconsiderada-depresiva-vanidosa-conflictiva-histérica-inestable

La crítica, finalmente, no va para el autor de la entrada,  que seguramente busca encajar en el traje de chicosuperespecialquelegustaachicasuperrara, si no para esa terquedad de convertir al individualismo más superficial, cómodo y fabricado en serie en algo emocionalmente atractivo. Ya no hablemos de las personalidades marca novela pseudoerótica de vampiros y multimillonarios pasivo-agresivos con protagonistas que se parecen bastante a un espárrago  demasiado cocido, sin un ápice de voluntad.  La cosa está más o menos así: La chica perfecta es una desconsiderada de primera que te hace pasar momentos incómodos y hasta peligrosos en aras de su irreprimible individualidad contestataria,  o es una perfecta sumisa que te idolatra y depende emocionalmente de ti hasta la nausea. Para estos dos estereotipos se requieren moldes complementarios en versión masculina igual de pobres. Y !tan tan! he aquí la relación ideal de los medios de consumo, que por lo mismo puede permitirse ser todo lo enferma, agresiva, codependiente e inmadura que se quiera.  Que triste que la tendencia sea tener cuatro o cinco años a los adolescentes persiguiendo modelos de personalidad, estética y relaciones económicamente viables y completamente estandarizados, en lugar de alentarlos a construir su propia estructura en relación a lo que verdaderamente los enriquece. Y me pregunto ...¿Es tan tremendamente aburrido ser educad@, sensat@, estable e independiente? No. Lo que es tremendamente aburrido es no haber haberse cultivado jamás y tener que recurrir a actitudes limítrofe para parecer un poco interesantes.

Cri...cri....cri.

jueves, 22 de enero de 2015

El precio del desprecio. La telenovela del arribismo nacional.

Aprovechando la efervescencia con la que se está desbordando esta semana el "incidente incidental" que por fuerzas misteriosas llevó la mano del Gober Manuel Velasco a la mejilla de uno de sus achichincles a la mitad de su réplica de informe de gobierno, me gustaría realizar el siguiente pliego petitorio:

Primero, insisto en que se instaure  una comisión de esclarecimiento de las evidencias gráficas del momento, algo así como la Comisión Mexicana de la Cachetada Candidatal (COMECACA), encabezada por especialistas de análisis con amplias credenciales en la interpretación oportunista de circunstancias poco claras. Propongo a Laura Bozzo como presidenta y a Jaime Maussan como secretario general. 

Segundo: Me parece ofensivo que, dado que se han cumplido todos y cada uno de los criterios meritorios del PRI,  una demostración tan perfecta y flagrante de estupidez en un evento público no haya sido inmediatamente recompensada con la abierta y franca entrega de la candidatura presidencial por parte de dicho partido a Velasco, independientemente de su actual puesto.

Tercero: Que el candidato....digo, el Gobernador de Chiapas se retracte de todas y cada una de las disculpas que ofreció a su querido colaborador, en un acto público a medio zócalo que culmine con la cachetada del siglo a manera de simbólico reacomodo de jerarquías, por que el pueblo Mexicano prefiere mil veces un tirano que un rajado.

Cuarto: Que el señor Luis Humberto aguante dicho refrendo de la cachetada del 9 de Diciembre con el mismo estoicismo agradecido, sonrisa admirada, contacto corporal frecuente con el Gobernador  y actitud de servilismo absoluto con la que soportó la disculpa ofrecida.

Quinto: Que los asesores de imagen de Velasco dejen atrás arcaicas políticas de cordialidad y aprovechen esta gran oportunidad para edificar un candidato de hierro que tampoco dudará en cachetear cualquier obstáculo que se atraviese entre él y la presidencia. Anclaremos la confianza en nuestros políticos aunque sea confiando ciegamente en su despotismo.

Pareciera que el pueblo mexicano es un largo escalafón jerárquico cuya absoluta democracia tiene sólo dos excepciones en los extremos: los perfectamente pobres y los inconcebiblemente ricos. Fuera de eso, cada ciudadano - no sólo Velasco, a quien todavía pueden cachetear Peña, Slim y salinas de Gortari, por ejemplo-,  goza la posibilidad de despreciar a todos los que se sitúen bajo su auto-veredicto socieconómico, y de diosificar a todos los que se ubiquen por encima. Nuestro desprecio se sirve de una larguísima lista de adjetivos que suele poner de relieve las características prehispánicas relacionadas con la clase baja, o su comparación -que aún no termino de explicarme- con un felino. Indio, prieto, frijol, naco, gato (y cómo olvidarnos del clásico instaurado por una de las princesas de Los Pinos: "prole") son palabritas de las que todos renegamos hasta que se nos para uno -según nosotros- enfrente. Podemos enarbolar la bandera de la diversidad y la fraternidad mientras tomamos café en un Starbucks de Polanco, y dudar al mismo tiempo si el valet parking logró estacionar bien nuestro auto por que se veía bien pinche autóctono. Del mismo modo, la envidia y el morbo con que miramos a los "pudientes" solamente son un reflejo de nuestra idolatría hacia su estilo de vida, independientemente de que este se deba al trabajo honrado, los fraudes políticos o el crimen organizado. Es por eso que un político puede permitirse todo tipo de barrabasadas antes, durante y después de su candidatura y pese a ello (comienzo a pensar que tal vez gracias a ello) ocupar cualquier puesto de gobierno. De la publicidad ni hablemos... en nuestro país aplica aquello de la cantidad y no lo de la calidad con respecto a lo que se diga del político, y Velasco es un foco de  que cada vez brilla más fuerte, aunque sea rojo.  Primero con el chispazo de su relación con Mexican-Barbie y ahora con su deslumbrante actitud hacia sus subalternos, el señorito está en boca de todos, y le importa un comino que lo critiquen o lo adulen, por que sabe que en el fondo, las críticas son votos.

Así las cosas... se quedan cantando los grillitos:


                                                                                               Cri...cri...cri.