lunes, 25 de abril de 2016

Igualdad VS Feminismo victimizante, sectario y revanchista

A riesgo de parecer traidora a mi determinismo genético "xx", me atrevo a soltar una opinión -que seguro será muy criticada- sobre esta efímera pero representativa moda feisbukera de dejar patente la cronología de los acosos sexuales a la que hemos estado expuestas.  Bajo el perfectamente respetable argumento de visibilizar  la violencia de género, una ola de mujeres están publicando en las redes sociales sus experiencias con hombres que han sobrepasado los límites del respeto con sus cuerpos y con su espacio personal.

La crítica no se ancla la denuncia, !bravo por ella!, el problema está en la estrechez sectarizada que no alcanza a abarcar el problema en su totalidad y limita la violencia jerárquica a una de sus muchas expresiones culturales. Nuestra sociedad se rige por valores y atributos que suelen relacionarse con la condición masculina, y eso coloca a las mujeres en una situación de vulnerabilidad especial a partir de la concepción de su ser como un objeto de uso y consumo. Sin embargo, el juego es mucho, mucho más complejo.

Luchar contra el acoso sexual y no entender la violencia jerárquica de una dinámica social altamente determinada por el poder adquisitivo y los símbolos de estátus que detentan las personas en su color de piel, su poder adquisitivo, su forma de hablar y su concordancia o no con el patrón estético en boga, es igual a querer matar a la Hidra atacando de manera recalcitrante una sola de sus cabezas. Luchar contra el albañil que considera viable agarrarnos una nalga en la calle y no criticar el sistema que lo ha convertido en un ser a tal grado ignorante y dispuesto a a aprovechar cualquier situación de impunidad para hacerse momentáneamente de un "bien" que tiene vedado es una franca incongruencia. Luchar contra el gerente que se acerca impropiamente a darnos un "masaje" en la espalda por que considera que es una forma de seducción que tiene derecho ejercer sobre nuestro cuerpo sin criticar el sistema que ha convertido a la seducción en súbdita servil del estatus, también es incongruente.

Adicionalmente, me preocupa que las mujeres estén poniendo todo el foco en la violencia que de la que son objeto en la calle, a manos de desconocidos, o por una mirada sobre nuestro cuerpo que no es la que deseamos ni viene de quien deseamos y no se detengan a pensar en la tremenda violencia que ejercen odiándose un poco a sí mismas cada día por no ser lo bastante delgadas, altas, blancas, lampiñas, jóvenes o estéticamente viables, en general. En la violencia psicológica que permiten a manos de familiares y parejas sentimentales, que dicho sea de paso, representan un alarmante 60% de los perpetradores de violaciones y feminicidios. Que consideremos una cosa perfectamente natural humillar a otra mujer por gorda y que se convierta en una catástrofe mediática que un hombre critique a las que no saben trapear.

Las mujeres llevamos más de cien años identificándonos como un grupo vulnerado y tomando medidas al respecto, pero ya es momento de que aceptemos que no es una lucha de las mujeres contra los hombres. Es una lucha de las personas contra las imposiciones jerárquicas de un sistema social que ya resulta insostenible, en el que sistemáticamente mujeres, hombres, niños, ancianos, indígenas, pobres, discapacitados, homosexuales y un largo etc, tienen que soportar que otras personas ejerzan un poder al que no tienen derecho sobre ellas. Si lanzáramos una campaña para visibilizar el asalto o la discriminación nos daríamos cuenta de que no es sólo un tema de género. Si analizáramos con menos revanchismo la total invisibilización de la violencia simbólica con la que los varones también luchan todos los días quedaría más que claro que a aquí los bandos no tienen que ver con la genitalia, y que re-victimizarnos es de mucha menos ayuda que analizar con toda humildad qué tan cómplices somos de un sistema que nos jode a tod@s y  qué tanta violencia estamos ejerciendo contra los demás amparadas en nuestra condición imaginaria de "la creación más hermosa del universo".

El día en que las mujeres sean consideradas en su totalidad, por su simple condición de mujer, como objetos sagrados que sólo pueden ser tocadas con el pétalo de una rosa, tristemente seguiremos siendo objetos, más que personas que se autodeterminan, se defienden de las agresiones y reaccionan al entorno de de manera asertiva. Aquí lo único sagrado es la condición humana, y la pugna por el respeto que se merece debiera estar desvinculada de cualquier atributo accidental,  dígase género, adscripción étnica o geográfica y estatus socioconómico.


Ya sabemos que somos víctimas (tod@s), gracias por el testimonio. La verdadera pregunta es ¿Qué vamos a hacer?.

Tristemente, es mucho, mucho más sencillo seguir modas mediáticas contra problemas nos afectan directamente, que abrir un montón de libros de historia, antropología, economía, teorías de género, psicología, sociología y un largo, pero muy laaargo etcétera y hacernos una idea general de cómo funciona el mundo y cuáles son las acciones individuales que podemos tomar para hacer una diferencia real en nuestro entorno.

Como siempre, se quedan cantando los grillitos...

Cri ...cri..cri