Estado del alma libre de culpa
/ Exención de la culpa en un delito o en una mala acción.
Así define la RAE a la inocencia.
Un puñado de autodenomidados "padres de familia" llevan años pugnando
por una re-definición del término que podría ir más o menos como:
completa ignorancia, desinterés y repulsión por cualquier tema sexual.
Silvia Jeanette López Sainz,
declara en una petición abierta a firma colectiva (puedes verla aquí) que los
nuevos Manuales de Educación Integral para la Sexualidad Preescolar, Primaria y
Secundaria "atenta(n) contra la inocencia de los niños, que ya viven en
una sociedad corrupta y corrompida" y que ella desea "seguir viendo
la inocencia de (su) hija en sus ojos"
Sin ánimo de juzgarla a priori
por su incapacidad de redactar correctamente, me escandaliza que esta
mujer considere que un contenido educativo desarrollado por personas mucho más
capacitadas que ella en el tema del desarrollo psicosexual pueda venir a llenar
de culpas demoniacas el alma de su retoño. Junto con ella, al momento han
firmado 98.964 personas. Todas ellas, me imagino que desde las mejores
intenciones, confundiendo conceptos típicos del miedo con argumentos y dejando
patente su profunda ignorancia.
Voy a iniciar con uno de los
más socorridos, pues
es susceptible de confundirse con un
legítimo reclamo de derechos, cito textual: "siento que
nos están robando a los padres el derecho de elegir en que momento hablar con
nuestros hijos de su sexualidad". A este respecto debería bastar
con recordar que los seres humanos somos seres sexuados desde nuestra misma
concepción. Que la curiosidad con respecto a los genitales aparece desde el
momento en que el niño tiene acceso motriz hacia los propios (cosa que a menudo
ocurre desde el vientre) y que, por mucho que los padres de familia se
consideren mágicamente capacitados en todas las áreas de la pedagogía, la
sexualidad no aparece en un momento determinado que ellos puedan detectar. Todo
se resume a defender un cómodo estátus quo en el que los niños
son ajenos al sexo, en su cabeza, claro está.
Ahora viene el problema de los
detalles innecesarios: ""Es que se aman tanto, el papá puso
una semillita de la que va a nacer un hermosos bebé!"; y eso era más que
suficiente para entender el misterio de la vida a esa edad. Le repito, no se
necesita saber detalles." Me parece muy respetable el
fetiche de algunos de confundir la sexualidad humana con la agricultura, pero
la triste realidad es que eso a lo que llaman "detalles" es de hecho
el acto en sí. Lo mórbido se encuentra no en el contenido -que lejos de ser
erótico es informativo- si no en la cabeza de aquellos que creen que el sexo es
un acto necesariamente vinculado a la violencia y al peligro qué define nuestra
transición del mundo de lo puro al mundo de lo impuro. Sobre ningún otro
tema se han levantado tantas voces en contra de lo explícito. Imagínense a una
horda de padres de familia furiosos por que a sus críos les enseñan a
profundidad el funcionamiento de un circuito eléctrico "!Están promoviendo
que los niños se electrocuten!", o el ciclo de la vida y la muerte,
"!Generan un profundo miedo a la muerte, o en su defecto los orillan a
la eutanasia recreativa!.
Otro de los reclamos es hacia la
apertura en cuanto a informar sobre la posibilidad de relaciones no
heteronormadas. Sobre la cuál opina la sagaz Silvia López: "Los
niños no necesitan tener información tan explicita sobre la sexualidad, y mucho
menos que a esa edad se les cuestione su identidad de género". Aquí
me parece conveniente recordarle que el niño se cuestiona sobre las identidades
de genero en el momento en que las descubre, aunque desde su nacimiento se le
encamine, a partir de su genitalia, a adoptar uno u otro rol, y que es
un constructo social bastante artificial y arbitrario. Aquí
el problema de fondo es que se abre la rendija de una posibilidad que contraviene
los patrones de género inculcados en casa y las expectativas de los padres con
respecto a los gustos del chamaco -por que todos somos bien tolerantes con la
homosexualidad, siempre y cuando infecte a los hijos de otros-. Cuando los
padres de familia interpretan que el objetivo último es hacer gays a sus hijos
para que se aprueben las reformas del matrimonio igualitario dentro de dos
décadas, los niños de preescolar, seres verdaderamente inocentes,
interpretan que ellos deciden sobre su preferencias sexuales y que no existe
nada intrínsecamente reprochable en la diversidad, así de simple.
Por último, no es
sorprender que el mismo gremio dispuesto a adjudicarle la reproducción de la
especie a una cigüeña, sea el mismo que sugiere que los mentados manuales
son pornográficos y hasta incluye escenas de hombres desnudos tocándose sus
partes. Y aquí es donde, pienso yo, entra la contradicción de la inocencia. No
es que queramos resguardar a nuestros niños libres de malicia y prejuicios de
contenidos que vulneren su inocencia, es que, precisamente, quien ha perdido la
inocencia y encuentra morbo en todo no es apto para digerir la sexualidad de
una manera saludable y libre de culpa. Efectivamente, los contenidos de los
nuevos manuales de educación integral son más que inapropiados, si somos tan
perversos como para confundirlos con pornografía.
Como siempre...se quedan cantando
los grillitos:
Cri, Cri, Cri.....
Si me permites aportar: pienso que los contenidos de los nuevos materiales de educación integral son completamente necesarios si la gente es tan ignorante para confundirlos con pornografía.
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